Personajes secundarios

Lou Reed y el motín del ‘Mosca’

Por César G. Antón el "15-05-2023"

Madrid pasó del oscuro franquismo a la luz de una frenética movida cultural. En ese tiempo, en el lado pobre del río Manzanares, un estadio de fútbol modesto: el campo del Moscardó, celebró conciertos de grupos como Black Sabbath, Police, Iron Maiden, Dire Straits, Santana, The Cure…. Pero el momento que pasó a formar parte de la leyenda del Rock español fue la espantada de Lou Reed. Esa historia real se entrelaza con la vida de los personajes de 83 segundos.

En el estadio del Mosca, esa noche tocaba Lou Reed. Pero se les fue la mano con el precio y la gente empezó con eso de rock and roll para el pueblo, y se colaron más sin entrada que con entrada. Una locura, gente subida y apiñada por todos los sitios. El caso es que el concierto no empezaba y la gente empezó a mosquearse. La banda salió con dos horas de retraso y, cuando habían tocado cuatro acordes, le atinaron con una lata de cerveza al cantante. El tipo se pilló un cabreo de cojones y la banda se piró del escenario. Los organizadores calmaban al personal, pero en un descuido, el Lou Reed se escapó pitando del estadio. A la media hora de espera se montó la mundial: los de seguridad se acojonaron y se piraron, así que el público asaltó el escenario. Al padre de este, que vivía al lado, lo avisaron, y fue pitando con el taxi recién estrenado.

El Seat 131 de mi padre, cuando los taxis eran negros con raya roja… Ese trasto es el coche de mi infancia.

Pues en ese mismo Seat el Piñol se dedicó a cargar hasta arriba todos los equipos de sonido que habían abandonado allí y que le iban bajando los colegas. Se debió de hacer cuatro o cinco viajes. Se dice que con lo que salió del motín del Mosca fue con lo que sonaron todos los conciertos de la movida madrileña.

Fragmento de “83 segundos”.

 

Es ficción que el padre de Víctor robara los instrumentos, pero el motín del Mosca ocurrió. Hay mil versiones sobre lo que allí sucedió, pero más o menos todas coinciden con lo que se cuenta en la novela. Puedes buscar en internet una extensa crónica de la revista Solo Rock, en la que José Vela, técnico de sonido de Leño, da la siguiente versión: «Empezamos a tener monitores al poco de tocar Lou Reed en Madrid, el famoso concierto en el Moscardó que fue arrasado. La mesa que llevaba el teclista fue nuestra. Se la robaron y, lo que son las cosas, llegó hasta nosotros y la compramos».

                El periodista Arturo Lezcano recordaba esta historia en El País con motivo del cuarenta aniversario de “Aquella ‘espantá’ de Lou Reed en el ‘Mosca’”. De esa efeméride me quedo con este párrafo que resume muy bien esa época: “Era un momento efervescente en aquel Madrid de la movida, también convulso, entre el paro y la crisis económica, y con un océano de droga inundando las calles. En ese contexto llegó Lou Reed, el apóstol maldito del rock, el autor de Heroin, el himno que pedía la cada vez más inquieta parroquia del Mosca. No la llegarían a escuchar. “Era un público complicado. El día anterior en Barcelona encontramos al acabar el concierto un montón de jeringuillas en el suelo”, recuerda Morata”.

Este es el origen de la importante presencia de Lou Reed en 83 segundos. El padre de Víctor, después de robarle se siente culpable, y termina volviéndose un fanático de toda su discografía. A todos los clientes que se montan en su taxi los recibe con la frase: “¿Lou Reed o la radio?”. El taxista hace una curiosa definición que diferencia entre perdedor y derrotado utilizando al cantante neoyorquino como referencia:

“Él es un derrotado, quizá uno de los mayores derrotados de la música. En muchos de sus discos, en muchas de sus canciones, derrotado por el marketing, por la crítica, por los periodistas, olvidado en las listas de más vendidos, pero siempre dando batalla. Por eso no es un perdedor. Los perdedores son los que no van a la lucha. Lou fue una y otra vez al choque coleccionando derrotas, y al final el tiempo lo convirtió en leyenda”.

Fragmento de “83 segundos”.

Lo cierto es que, en el estadio del Mosca, en esa época loca de la movida, tocaron Black Sabbath, Police, Iron Maiden, Dire Straits, Santana, The Cure… El que nunca pisó ese escenario fue Bob Marley, su concierto estaba previsto, pero lo que paso esa noche de la ‘espanta’ hizo que suspendieran el concierto.  

Víctor escuchó a todos esos músicos desde el balcón de su habitación, pegadita al estadio, en el número 2 de la calle del Amor Hermoso, barrio de Usera, otro protagonista de la novela. Para saber más, toca leer la novela.