Top 5: novelas sobre viajes en el tiempo

Por César G. Antón el "17-04-2023"

Regreso al Futuro, El planeta de los simios, Terminator, Tenet, Atrapado en el tiempo, Midnight in París, 12 monos, cualquiera de las locuras de Marvel y muchas más. La obsesión del ser humano por viajar en el tiempo es una constante inalterable. Por eso el cine ha recurrido a ello con éxito una y otra vez. La última ocasión: Todo a la vez en todas las partes, que se llevó un zurrón de Oscars sin que nadie la entendiera del todo. Pero 83 segundos es una novela y rinde homenaje a los libros. En sus páginas aparecen cinco grandes obras con esa temática. Vamos a por el Top 5.

TOP 1: La Máquina del tiempo, de H. G. Wells. 

El Viajero a través del Tiempo (pues convendrá llamarle
así al hablar de él) nos exponía una misteriosa cuestión…

Primera frase de la novela La máquina del tiempo, de H. G. Wells 

Con esta maravillosa frase arranca el maestro una de las novelas pioneras en saltos en el tiempo. Y así sale reflejada en el prefacio de mí libro. Cómo minúsculo homenaje, 83 segundos versiona al novelista británico introduciendo la intriga de ese viajero desde el primer suspiro. 

Cuando salió de su casa, el viajero a través del tiempo desconocía su condición; aún faltaban unas horas para que fuera consciente de esa imposible certeza.

Primera frase de “83 segundos”.

La máquina del tiempo, de Herbert George Wells (1866-1946), marcó un antes y un después en la historia de la literatura de ciencia-ficción, pero fue mucho más que eso. No es sólo un libro de acción, distopías y fantasía, es un brutal ejercicio de crítica social. Su forma de trasladar, desde una apasionante aventura, profundas reflexiones y advertencias de hacia dónde se dirigía el mundo que habitaba, son de una maestría absoluta. Por eso cuando, tiempo después, los nazis llegaron al poder en Alemania, pusieron esta obra en los primeros puestos de su lista negra y ardieron sus páginas en las hogueras de Berlín. Lo cierto es que Wells no se preocupa mucho de esconder en la trama sus fuertes convicciones socialistas. Una de las pocas cosas que me irrita de este libro es que el señor Wells afirmaba haberlo escrito en 15 días. 

TOP 2: Replay, de Ken Grimwood. 

Saboreando el regusto de ese beso abreviado, y por escrito, Víctor traicionó su promesa de abstinencia y se lio un porro antes de irse a dormir. Se recostó en el Strömstad y comenzó la lectura de Replay, de Ken Grimwood, uno de sus libros venecianos. La fascinación comenzó desde las primeras páginas. Después de haber leído una decena de novelas sobre viajes en el tiempo, por fin encontraba uno en el que no había máquina, ni científico, loco o cuerdo, ni portal, ni una droga alucinógena o la magia de un druida. Solo un hombre que, al morir a los cuarenta y cinco años, volvía a su joven cuerpo de dieciocho, manteniendo vivos en su mente todos sus recuerdos. Jeff, el protagonista de esa historia, no podía elegir viajar a ninguna disyuntiva. Veía cómo, una y otra vez, cada vez que llegaba a octubre de 1988, un ataque al corazón lo mandaba de nuevo a su pasado en 1963.

Fragmento de “83 segundos”.

Leí Replay, Ken Grimwood- (1944-2003), mientras escribía esta novela: su autor murió cuando planeaba una secuela. Permite la osadía de proponer esta como redención. Creo que es el libro que más se asemeja a mí planteamiento. Incluiría también el 22/11/63, del maestro Stephen King. Pero no daré más pistas para no destripar la novela. La clave de este libro es que va al centro de la pregunta que todos nos hemos hecho en alguna ocasión: ¿Qué pasaría si pudiera cambiar algunas de las decisiones que he tomado en mi vida? ¿Hasta dónde podría haber llegado? ¿Podría haber salvado esa relación? ¿Podría haber sido mejor padre o madre? ¿Podría haber hecho algo más útil con mi existencia? Y ese, amigos, es el mismo corazón que late en 83 segundos. 

TOP 3: El fin de la eternidad, de Isaac Asimov. 

…entró en su casa vestida con su ropa elegante, fue al salón, donde encontró a Víctor leyendo un libro de Isaac Asimov: El fin de la eternidad. Trataba sobre un empleado de una especie de Ministerio del Tiempo que comete el error de enamorarse en uno de sus viajes temporales. Toda una premonición. 

Fragmento de “83 segundos”.

El fin de la eternidad, de Isaac Asimov (1920-1992), no tiene nada que ver con 83 segundos, salvo por un asunto, que es justo el que está ocurriendo al entrar en escena: si en la vida no existe nada más complejo que el amor, imagínate alterarlo con la posibilidad de viajar en el tiempo. Aquí me detengo, para evitar contar más de la cuenta.   

Leí en un reportaje que a través de Twitter un usuario preguntaba a Javier Olivares, uno de los creadores y guionistas de la famosa y ya clásica serie española de TV, El Ministerio del Tiempo, si se había basado en la novela de Asimov para crear su serie. Él respondió que más bien fue en Las Puertas de Anubis, de Tim Powers. En cualquier caso, los parecidos son evidentes, pero en absoluto es una crítica, las mejores obras maestras toman raíces de otras, para luego crecer por su propio camino. Y la serie de Olivares es excelsa. 

TOP 4: Perdido en el tiempo, de Daphne du Maurier. 

Estos recuerdos, de hacía apenas dos días, fueron mitigando la ansiedad de Víctor. Se tumbó en la cama, observó las tres portadas de los libros y eligió el de Daphne du Maurier. La conocía por ser la autora favorita de Hitchcock. Sus libros inspiraron las películas Rebeca y Los pájaros. Con esas buenas referencias se sumergió en el relato de viajes en el tiempo que poco tenían que ver con lo que a él le estaba pasando, pero que lo atrapó e hizo divagar su mente hasta caer rendido al sueño. El libro terminó durmiendo en el pecho, mecido por su respiración.

Fragmento de “83 segundos”.

Perdido en el tiempo, de Daphne du Maurier (1907-1989), como bien explica el protagonista de 83 segundos, tampoco tiene nada que ver con esta novela. Es una historia sorprendente en la que el protagonista vive sometido a los efectos de una droga que transmuta las dimensiones del tiempo. Sin dejar de vivir en su tiempo asiste, como espectador silencioso, a una tragedia ocurrida cinco siglos atrás. Du Maurier es la autora de Rebeca, que da nombre al síndrome de los celos, diagnosticado con el título de la novela en psicología. Y los celos sí son una parte de 83 segundos. Daphne era la artista favorita de Hitchcok, que adaptó esta y otras obras suyas al cine. 

TOP 5: La trilogía victoriana, de Félix J, Palma. 

Esta elección es una trampa, realmente no sale en la novela. No podía salir ya que aún no estaba escrita en el momento que se desarrolla la trama. Lo lógico hubiera sido incluir El jardín de medianoche, de Philippa Pearce o Un yanqui en la corte del rey Arturo, de Mark Twain, que sí aparecen. Pero como yo soy el autor me doy el gusto de poner los tres libros de Félix, un estupendo autor, que llegó a aparecer en la lista de Best Sellers del New York Times. Pero, sobre todo, porque fue entrenador de mi novela y me ayudó a darme confianza y solucionar asuntos clave de la trama. Por tanto es más influyente en esta obra que cualquier otro libro.

Como refleja en su propia web, La trilogía victoriana está compuesta de tres novelas que suceden a finales del siglo XIX, y toman como base algunas de las obras más conocidas del famoso escritor británico H. G. Wells, uno de los padres de la ciencia ficción. En la primera parte, El mapa del tiempo, la historia gira en torno a La máquina del tiempo, ya que tras la publicación de esa novela aparece una empresa de viajes temporales que invita al hombre victoriano a viajar al futuro, para ellos el año 2000. En El mapa del cielo, la segunda parte, la novela que desencadena la acción es La guerra de los mundos, y cuenta una historia de amor durante una invasión marciana. Y la tercera parte, El mapa del caos, gira alrededor de otra de las obras más conocidas de Wells, El hombre invisible, que se fuga de las páginas de su novela para sembrar el terror entre los hombres.

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